Las 43 gotas que derramaron el vaso.

Indignación es la palabra más utilizada en los últimos meses dentro de los medios y la sociedad mexicana, pero ¿Qué es tan indignante? ¿La desaparición de los 43 normalistas? ¿La falta de reacción y respuestas del gobierno? ¿La colusión de gobierno y crimen organizado? ¿O la suma de todo esto? Sin embargo lo importante no es que como sociedad nos respondamos a que se debe nuestra indignación, sino preocuparnos por que nuestra indignacion tenga una respuesta activa, lo que está sucediendo con los movimientos, marchas y paros organizados como sociedad.

Para la creación de un movimiento social como el que estamos viviendo es necesario un motivo, en este caso, la desaparición de los normalistas, por lo que cabe preguntarse ¿Quiénes eran ellos y porqué causaron tanto revuelo? en otras palabras ¿Por qué 43 levantaron al pueblo y lograron la reacción que cientos de miles de deaparecidos no habian logrado anteriormente? Quizás sea el momentum político, la cercanía de la culminación del segundo año de gobierno con la fecha del primero de diciembre a la vuelta de la esquina, misma que marca constitucionalmente la imposibilidad de llamar a elecciones por una renuncia del Presidente y delega la responsabilidad de marcar a un interino al Senado. Lo cierto es que las condiciones en que se dieron los actos, es decir, que los afectados fueran estudiantes, fueran tantos, con la cooperación de la policia, la colusión del gobierno local (al menos), el descontento social, la corrupción, la campaña política para las elecciones del 2015, las marchas estudiantiles del 2 de octubre, las del IPN y el cierre del segundo año de Peña lograron que la indignación tenga una respuesta social activa, y que bueno que así fue.

A las marchas salimos con el pretexto de los normalistas, pero realmente no luchamos sólamente por encontrarlos, las peticiones al gobierno van mucho más alla de la cuestión Ayotzinapa, pintamos pancartas que citan "vivos los queremos" cuando, creemos muchos, que muertos están. Pensemos qué pasaría si mañana nos presentan vivos a los 43 estudiantes, acaso ¿Acabarían las movilizaciones? no lo creo, porque detrás de la consigna de quererlos vivos, esta la intencion de querer una nueva forma de hacer política, lo que queremos viva es la posiblidad de una mejora del sistema político que tenga, a posterirori, un efecto de derrame o spillover hacia otras áreas de nuestra vida como ciudadanos, por ejemplo el sistema judicial, la economía y la seguridad. Estamos cansados de la política actual, de la corrupción y de los intentos fallidos, la única forma de cambiar las formas de nuestro sistema es haciendo política, por lo que la politización de las marchas no es una cuestión extraña, sino natural e inclusive sana. Pero esta politización no se está dando con partidos políticos existentes, lo que es aún mas sano, los de izquierda han sido rechazados por los manifestantes pues el descontento en las formas los incluye también a ellos. La petición real es una nueva clase de política nacional, más abierta, más democrática, menos trabada, menos influenciada por los famosos poderes fácticos, o al menos tener la transparencia de las relaciones de esos poderes con la política (pues no olvidemos que así funciona la política estadounidense y funciona bien, o por lo menos mejor). En un gobierno democrático los ciudadanos ceden su voluntad a los representantes que eligen y toleran la derrota de su elegido a cambio de una victoria de la democracia, sabiendo que en la misma se les garantiza la seguridad de manifestarse en contra de decisiones gubernamentales con las que discrepan, pero cuando un pueblo sale a las calles, con lo que les queda de voluntad, es porque la voluntad cedida al representante ya no es válida y quieren hacerla valer de nuevo en una nueva forma o una nueva representación.

El gobierno debe entender que estamos pidiendo un cambio de fondo, y la sociedad, que el cambio que busca no se va a dar con la renuncia del Presidente, dos o tres cabezas de alto mando más, que para lograrlo la participación ciudadana debe ser mucho más activa de lo que ha sido siempre. A los mexicanos nos debe importar quién es nuestro representante y qué decisiones está tomando a nombre de nuestra voluntad cedida, para tener el gobierno que queremos debemos hacernos merecedores de ese gobierno ejerciendo nuestra ciudadanía. No podemos permitir que este movimiento se torne en un fenómeno esporádico de reacción ante ciertos sucesos, logremos expresar nuestro descontento no sólo frente a los actos que causen repulsión, sino que aún en un ambiente de relativa calma seamos concientes de la sociedad y la política que queremos.


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